lunes, 8 de octubre de 2007

Asamblea

A la iniciación de actividades de la Asamblea Constituyente (2006), con pesimismo claro, vislumbré al evento sin futuro exitoso por el hecho que la elección de asambleístas fue manejada por los partidos políticos y de nadie más, cuando pudo haber tenido más aportes cívicos. Exactamente como si ellos fueran los únicos bolivianos que habitan en Bolivia con derechos pero sin obligaciones. Los otros, los que no estamos metidos en política y que preferimos desarrollar nuestras actividades al margen de ese deporte perjudicial y negativo para el país, estamos sufriendo también las consecuencias y nuestro atraso. Se dice que la política es la profesión en la que menos se trabaja y en la que más se gana y casi todos, incluidos ellos, sabemos que así nomás resulta. El asunto es que ahora, justos y pecadores estamos metidos en un baile de derrota, desastroso, caro, negativo . Los políticos alejados del patriotismo, simplemente tienen que saber de intriga, mentira, manipulación, corrupción, engaño, intereses personales, abuso, separatismo y otras de esas hierbas que, desde el punto de vista humano normal parecen perniciosas pero que en la lides de la angurria del poder son estupendas para alcanzar sus oscuros objetivos. Triste porque hasta ahora no hay soluciones de ninguna clase ni va a haber, sin embargo continúan perdiendo el tiempo y el dinero de las arcas del país. La mentirosa encuesta nacional en la que también se derrochó tiempo y recursos, fue una payasada sin resultados. Ha pasado un año y dos meses y la situación de aquella Carta Magna de la Patria, que debe regir la vida de los bolivianos, se encuentra en fojas cero porque lo poco que se avanzó es igual que nada. Esto es un fiasco pero los políticos, bien gracias. ¿Qué podemos hacer?

Don Vicente

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