Hoja del Sur
El Gobierno deroga normas
contrarias a libertad de expresión
El gobierno de la presidenta Jeanine Áñez resolvió derogar disposiciones contrarias al derecho humano y fundamental a la libertad de expresión, incluidas en tres decretos promulgados durante la emergencia sanitaria a causa de la pandemia del coronavirus.
La ministra de Comunicación Social, María Isabel Fernández, anunció mediante su cuenta de Twitter que fueron derogadas, mediante el Decreto Supremo 4236 promulgado el jueves 14, la disposición adicional del Decreto Supremo 4231 del 7 de mayo; el parágrafo II del artículo 13 del decreto 4200 del 25 de marzo de 2020 y el parágrafo II del artículo 7 del decreto 4199 del 21 de marzo de 2020.
Las disposiciones derogadas imponían sanciones penales o cárcel a quienes desinformen sobre la pandemia del coronavirus e indujeran a la “incertidumbre en la población”; los mencionados decretos permitían procesos inicialmente con acusaciones por delitos contra la salud pública y después por cualquier delito incluido en el Código Penal.
El pronunciamiento de los periodistas
Ante el propósito de imponer estas sanciones penales, la Asociación de Periodistas de La Paz (ANPB) y la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia (APLP) emitieron un pronunciamiento en el cual denunciaban el intento de penalizar la libertad de expresión.
“La Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia y la Asociación de Periodistas de La Paz rechazan la Disposición Adicional Única del Decreto Supremo 4231 promulgado el 7 de mayo de 2020, debido a que establece una severa restricción, inconstitucional e inconvencional, al penalizar el derecho humano y fundamental a la libertad de expresión, y piden que sea eliminada”, expresaron los periodistas en ese comunicado dirigido a la opinión pública.
En el pronunciamiento en cuestión, los periodistas agremiados afirmaron que un decreto supremo, de menor rango jurídico, no podía situarse por encima de la Ley de Imprenta, de la Constitución Política del Estado y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José, normas de mayor jerarquía que garantizan el ejercicio ciudadano del derecho humano y fundamental a la libertad de expresión.
También argumentaron que los estándares interamericanos de defensa de los derechos humanos recomiendan que no se impongan sanciones penales sino civiles a los abusos o excesos del ejercicio de la libertad de expresión y que cualquier restricción a este derecho fundamental se efectivice mediante ley, que responda a los objetivos autorizados por el Pacto de San José y que las limitaciones sean necesarias y proporcionales en una sociedad democrática.
La vigencia de la Ley de Imprenta
El Gobierno, para justificar las restricciones impuestas al derecho humano y constitucional a la libertad de expresión, argumentó que los decretos no regulaban a los periodistas, quienes se rigen por la Ley de Imprenta del 19 de enero de 1925.
La APLP y la ANPB respondieron que la Ley de Imprenta no solamente es para periodistas sino para todas las personas que tienen el derecho a la libertad de expresión.
“Tampoco es un argumento válido, como ha señalado el Gobierno, que los periodistas están al amparo, ante esta draconiana restricción a la libertad de expresión, de la Ley de Imprenta del 19 de enero de 1925, porque el artículo 1 de esta norma, con la gran claridad expositiva de sus creadores, señala que se trata no de una ley exclusiva para los periodistas, sino que ‘todo hombre tiene el derecho de publicar sus pensamientos por la prensa, sin previa censura, salvo las restricciones establecidas por la presente ley’. Es decir, la sabia Ley de Imprenta consagra el derecho de los bolivianos y bolivianas a ejercer el derecho a expresarse”, señala el mencionado pronunciamiento.
Organizaciones nacionales e internacionales también reclamaron por la pretensión de imponer severas restricciones a la libertad de expresión mediante disposiciones que finalmente fueron abrogadas.
El Gobierno dio un paso atrás. Ganan la democracia y la libertad de expresión, ante el inminente riesgo de que el barbijo que nos protege del coronavirus se convirtiera en una mordaza.
La actitud del ejército
y la credibilidad del disuasor
Por Victor Manuel Jemio Oropeza*
Cuando la ausencia de cumplimiento de las normas legales y sociales de un sector de la ciudadanía amenaza la seguridad interna de un país, requiere que el liderazgo político decida utilizar la llamada “ultima ratio regis” que es el uso de su intrumento militar, y para ello requiere determinar con precisión y valentía la oportunidad y la intensidad de empleo de la violencia legal de un Estado. Eso en buenas cuentas significa determinar cuando donde y como se utilizarán los medios y las armas con que cuenta esta institución obediente y disciplinada, y sobre todo ¿cual es el objeto de su empleo?. En base a esta inicial concepción de su utilización, la planificación sectorial militar determina los objetivos militares que deben ser logrados con la aplicación de la fuerza que dispone y que se demanda y ordena sea empleada, es decir cual es el fin que se quiere alcanzar y al cual se dirije la acción de su personal, por tanto debe asumir una actitud que no es otra cosa que una disposición de ánimo que se manifiesta por una postura; que es desde física; hasta actitudinal y procedimental. ¿Deben acudir con herramientas y mangueras como fue el caso en la lucha contra el fuego en la chiquitanía o en las inundaciones ¿o con armas y llevar munición letal? en caso de turbas violentas descontroladas, ¿deben dirigirse y actuar con firmeza y hasta con violencia para disuadir? ( causar temor) o deben ir con flores y súplicas a los infractores para que les hagan el favor de cumplir lo que manda la ley y la autoridad encargada de la seguridad interna.
Todo lo anterior está registrado en normas y principios doctrinarios que orientan la acción de los encargados de hacer cumplir la ley , pero ¡oh sorpresa¡ La “Ley que coadyuva a regular la emergencia por el Covid-19” (Ley 595/2019-2020), aprobada por los tercios del llamado rodillo del MAS en Asamblea Legislativa, establece limitaciónes a la acción de los efectivos de las Fuerzas Armadas y de la Policía en contra de los ciudadanos que infrinjan el aislamiento social y enviaría a policías y militares a la justicia ordinaria, si impidieran romper la cuarentena. ¿ Que burla es esta? ¿Se desea hacer un remedo de cómo se emplea la fuerza? Los límites necesarios a la aplicación de la violencia está dada por las condiciones de ejecución de las órdenes y de las reglas de empeñamiento, pero de ninguna manera se debe pedir a los soldados y policías que pongan sus mejillas y sus vidas para ser abofeteadas y quitadas con la violencia ¨legitima” del “pueblo”. ¿Se desconoce la precedencia del derecho específico y los tribunales militares, y se los quiere enviar a la judicatura ordinaria? ¡Por favor¡ basta de burlas y payasadas, si se desea de veras que se cumpla la norma y la ley, se debe recuperar la credibilidad del disuasor, el que delinque y viola la ley, debe estar convencido y alertado que el soldado aplicará la fuerza necesaria, que merece respeto y obediencia a su uniforme y labor que cumple, ya que es un hijo un hermano un padre, que durante un año debe defender a su país de las amenazas que enfrenta, tanto externas como internas y debe estar a cubierto de daños que le puedan ocasionar los que no desean cumplir la ley y las disposiciones de su gobierno, convencido además que su accionar, es justo, legal y legítmo.
* El autor es general de la república en retiro
OMS observa uso
de la ivermectina
La Organización Mundial de la Salud (OMS) observó el uso de la Ivermectina en el tratamiento del coronavirus porque no hay ninguna certeza de que este medicamento sirva contra el virus, además que se desconoce los efectos colaterales.
La OMS publicó en su sitio oficial que no hay ningún tratamiento aprobado. “Hasta la fecha, no hay ninguna vacuna ni antiviral específico contra la Covid‑19. Se están investigando posibles vacunas y distintos tratamientos farmacológicos específicos. Hay ensayos clínicos en curso para ponerlos a prueba. La OMS está coordinando los esfuerzos dirigidos a desarrollar vacunas y medicamentos para prevenir y tratar el COVID‑19”, apunta la OMS.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) al respecto, informó: “Si bien existen usos aprobados para la ivermectina en personas y animales, no está aprobada para la prevención o el tratamiento de Covid-19. No debe tomar ningún medicamento para tratar o prevenir Covid-19 a menos que se lo haya recetado un médico y lo haya adquirido de una fuente legítima”.
El director del Servicio Departamental de Salud de La Paz (Sedes), René Sahonero, recordó que ya se habló antes de otro medicamento contra el coronavirus, como fue la hidroxicloroquina, hace unos meses.
Este fármaco que se usa contra la malaria, tuvo buenos resultados en pacientes con Covid-19 en pruebas que se realizaron en Brasil, pero sus efectos secundarios mataron a 15 personas.
¡Exprópiese!
Por Álvaro Riveros Tejada
Bajo esta ordenanza, aparentemente inocua, proferida irresponsablemente por un estólido comandante, Venezuela inició su camino hacia el caos y la tragedia. En sólo siete años, el déspota había expropiado más de 1.100 compañías, con el inconfundible toque de chabacana zalamería, como el de remplazar la figura de un Ronald Mc Donald’s, por una escultura del dictador cubano Fidel Castro.
Según algunas estimaciones, el gobierno chavista destinó, en apenas dos años, más fondos para pagar expropiaciones y nacionalizaciones, que los destinados a PDVSA, la empresa estatal del petróleo. Los fondos para las expropiaciones ascendieron a la escalofriante suma de US$1.446 millones, muy por encima de la cifra destinada al gasto social, erogado entre los años 2001 al 2009.
Siguiendo ese mismo patrón de comportamiento, a partir de 2007, el Estado venezolano comenzó a tomar el poder de los sectores, hasta ese entonces privatizados, como: las telecomunicaciones, electricidad y otras grandes industrias. Nacionalizó la mayor telefónica del país, la Compañía Anónima Nacional de Teléfonos de Venezuela (Cantv) y la filial telefonía celular Movilnet, que estaban controladas por la empresa estadounidense Verizon y muchas otras
Pero la tragedia no se detuvo allí, de todas las empresas del aparato productivo que mencionamos, pronto pasaron a usurpar las tierras, bajo la perversa versión de que éstas no estaban repartidas de forma justa; es así como decretaron: “Las tierras privadas quedan sujetas al cumplimiento de la función social de la seguridad alimentaria de la Nación, debiendo someter su actividad a las necesidades de producción de alimentos de acuerdo con los planes de seguridad agroalimentaria.” Más de seis millones de venezolanos tuvieron que emigrar, a tierras extrañas, por causa del hambre y la miseria.
Fue así como, en 2010 por ejemplo, se tomaron 47 fundos en la zona sur del Lago de Maracaibo, conocida por la producción de carne, leche y plátano porque –dijeron las autoridades– el 50% de las tierras de la zona estaban en manos de un 4% de dueños, lo cual mostraba un "sistema totalmente inequitativo". A la fecha, no existe ni una sola hectárea que esté en producción.
Lo alarmante de todo lo expuesto, es la existencia de políticos que duden todavía de las causas que condujeron a Venezuela a semejante debacle, y apliquen sin ningún rubor las mismas recetas castrochavistas que la condujeron a ello. Es el caso de lo ocurrido hace unas horas en la otrora poderosa República Argentina, al expropiar el centenario y muy prestigioso grupo agroindustrial Vicentin.
Vicentin es una industria cuya historia se remonta a fines de la década de los años 20, habiendo iniciado con un pequeño comercio de acopio y ramos generales en Avellaneda, localidad situada en la provincia de Santa Fe. Años más tarde, la empresa continuó su actividad con la puesta en marcha de su primera planta desmotadora de algodón y fábrica de aceite resultante de la molienda de semillas de algodón, lino y maní. Este emprendimiento es el típico paso de la iniciativa privada y del empresario que corona con éxito su esfuerzo, hasta que llega el imbécil y acaba todo con una sola palabra ¡exprópiese!
Cuando no hay razón
se acude a la fuerza
Por Armando Mariaca V.
Al grave problema en que se desenvuelve la humanidad debido al coronavirus que atacó masiva y casi simultáneamente a muchos países de los cinco continentes, se añade el hecho de que todo tiende a mostrar una carencia de serenidad, equidad y ecuanimidad en la humanidad; conflictos de toda naturaleza tienden a desgarrar virtudes y principios y, en muchos casos, para conseguir que tenga predominio lo que unos creen tener razón, aún sin tenerla, y los contrarios porque están serenos y son ecuánimes en sus procedimientos, determinan posiciones controvertidas que no dan paso al razonamiento, a la armonía y menos a la equidad y la confianza entre las partes; entonces es cuando tiende a imponerse la sin-razón; es decir, la carencia absoluta de criterio, equidad, ecuanimidad y sindéresis, espacios en los que cada quien cree haber abarcado todos los campos porque así conviene a sus intereses y conveniencias.
Generalmente, quienes no tienen razón en lo que sostienen, se dejan llevar por sus caprichos y conveniencias; se alejan de todo lo que significa cordura y ecuanimidad, son carentes de moral y lógica para sus comportamientos y acuden a la fuerza, de palabra o de acción, para imponer sus criterios conforme a sus intereses y hacen de la mentira, la hipocresía y el engaño sus instrumentos permanentes. Estas personas, que en su momento componen entidades e instituciones legales o ilegales, son las que promueven los hechos negativos en la humanidad como es el caso de las guerras, el surgimiento de guerrillas, la organización de bandas delincuenciales y la promoción de delitos de todo calibre atenidos a su soberbia y petulancia porque creen que “la razón está con ellos” y nadie puede contradecir sus posiciones. Los hechos más negativos en la historia se han producido por causa de los que no han visto ni necesitado que el hombre sirva al hombre y esperan siempre que sea el hombre el promotor de lo más negativo y atentatorio contra el hombre. De ahí nace la máxima: “No hay peor enemigo del hombre que el hombre mismo” y son los diversos pasajes de la historia que dan razón a ello porque los únicos que ganan o pierden siempre son los hombres que actúan por ignorancia, soberbia y carencia total de virtudes; para ellos no hay principios ni valores si estos no están a su servicio y bajo su hegemonía.
Cuando el ser humano obra conforme a normas y principios, es decir leyes y reglas que hacen de la vida un medio de plena existencia propia y del entorno, se sabe que todo ello está enmarcado en el bien común, en la vocación de amar y servir no solamente a los que hacen de su vida un medio de existencia seguro, honesto, honrado y responsable, ajeno a las malas inclinaciones y a los hechos contrarios al derecho humano. Olvidar principios elementales de vida es creer en el derecho que se adjudica la fuerza del que está equivocado y se encuentra en un camino que lleva siempre a metas contraías al bien.
Tener certeza de poseer razón sin tenerla es orgullo petulante; creer que se tiene la razón sin tenerla es, simplemente, soberbia y jactancia, es auto-consentirse de ser más que los demás, sin serlo, y es contrario a todo principio de honestidad y decencia; es, en resúmen, deshonesto e irresponsable, contrario a todo principio moral y legal. Es justo pensar que quien tiene razón tiene el aval de Dios que conoce la conciencia de cada ser humano.
Desde la tierra
Victorias lejanas
Por Lupe Cajías
Hace un par de años, en mi amada Estambul, escuché la conferencia de un periodista estadounidense que me dejó perpleja. Aunque la he contado varias veces, no se agota mi agobio.
Por primera vez conocí cifras reales, dimensiones geográficas, número de habitantes y las múltiples, infinitas, oscuras capas de las corporaciones en el descubrimiento del nuevo mundo con la revolución del internet, de la “nube”, de las nuevas tecnologías.
Él describió los nuevos estados, más extensos que el imperio romano cuando creía que todos los mares eran suyos; más poblados que China, India y Rusia juntos; más omnipresentes que todos los dioses que inventaron los hombres asustados por la soledad y por la muerte; más ricos que todos los reyes europeos y más anónimos que todos los pintores de las cuevas rupestres, de aquellos lejanos años, cuando los hombres pensaban que un añil o un blanco eran suficientes para contar historias.
En efecto, el estado “Google”, o el estado “Facebook” y sus diferentes ramificaciones, los estados subalternos de “WhatsApp”, Instagram, Twitter tienen más alcance que cualquiera de los más poderosos imperios antes del siglo XXI y más habitantes que cualquiera de los países más habitados del planeta tierra.
En estos aciagos días de la cada vez más oscura pandemia originada en una república popular y feroz, los únicos estados victoriosos son esos estados sin bandera ni himno, ni héroes. En algunos periódicos se discute cuál superpotencia sacará mayor provecho de este caos terráqueo; vanos debates, todos son perdedores de una u otra forma y existen varios imperialismos que no volverán a gobernar el mundo.
En cambio, los dueños del firmamento ganan todas las partidas. No existen rivales. Los amateurs como los originados en Asia, son aún más peligrosos.
¿Dónde encontrar un refugio?
De pronto, estudiantes, profesores, padres, amigos, deudos, tuvieron que apararse en el desconocido “Zoom” para poder sobrevivir. Enloquecidos, sin reflexionar qué era, cómo era, de quién era, cuánto de privacidad quedaba en el camino, millones de millones de seres urbanos se pasaron a ese cuarto que no existe en la realidad.
Aprendieron los niños a saludar desde tan lejos. De pronto podían estar en la esquina del barrio, a dos cuadras, pero era prohibido atravesarlo con los pies descalzos. La maestra intangible hablaba a alumnos que podían estar o no estar, que de pronto eran sólo imágenes congeladas.
Desde enero, sólo por azar, releo “1984” y no puedo pasar las páginas porque comparto toda la angustia de los hechos autoritarios que conoció Georg Owen y que siguen actuales.
Los victoriosos, además, ganaron la partida a los libertarios.
¿Quién o quiénes podrían acusar a esas corporaciones informes y sin nombres ni apellidos de ser seres malvados? ¿Qué gladiador podría enfrentar a semejantes leones? Antes, con la imprenta era más fácil, igual que la radio. La televisión ya fue un salto al vacío y las redes son el peor engaño.
¡Ilusos si pensáis que son útiles para lograr una generación de personas libres!
El mundo no volverá a una normalidad porque ya no existía esa “normalidad” más que en la apariencia del bienestar económico y de consumos masivos. Encontrará una nueva hoja de ruta para ver cómo y dónde sigue el camino. Cualquier opción seguro que será construida sobre un planeta teledirigido.
El coronavirus (Covid-19),
la naturaleza y el hombre
Por Luis Antezana Ergueta
Como todas las pandemias y epidemias de la historia, el coronavirus (Covid-19) no es invento humano, es, por el contrario, creación de la naturaleza.
El Covid 19 es un invento de la naturaleza, no es un invento humano. En la historia de la humanidad este tipo de virus pandémico se ha producido numerosas veces y siempre con las mismas características esenciales, entre ellas, tener un tiempo de vida, atacar y desaparecer, ensañarse con la sociedad humana y, muy raras veces, con otras especies.
Este virus pareciera que es un recurso de la naturaleza para un fin determinado, un fenómeno natural y su aparición y desarrollo son independientes de los deseos del hombre. El hombre no puede luchar contra las leyes de la naturaleza y, a lo más, puede conocer los fenómenos y, si actúa en forma racional, puede dominarlos. Esa es la única forma de comprender y enfrentar el problema. Otros recursos son inútiles: la enfermedad viral siempre triunfa. Al combatirla en forma ciega se puede alcanzar ciertos triunfos, pero éstos son parciales y temporales y son sobrepasados por la epidemia. El coronavirus, al parecer, solo se combate y elimina a sí mismo
Querer luchar contra una pandemia -como es del virus chino- es como querer luchar contra la fuerza de la gravedad y si se aplica algunas medidas contra él, es como querer tapar el sol con una mano. La ley de la gravedad nunca ha podido ser combatida y dominada hasta que fue conocida en sus diversas leyes, comprendida y así puesta al servicio de la humanidad.
Esa apreciación general es la que se debe considerar en la lucha contra el corona virus, sino será imposible ganar la batalla. Ganará en todo caso y, a lo más, la oposición que se le haga será mínima en relación con la gigantesca magnitud del virus. Sin embargo, eso no quiere decir que no se tome en su oportunidad medidas empíricas para evitar o frenar o erradicar el mal, pero lo que debe hacerse con preferencia es encontrar las formas adecuadas, podría decirse científicas, para derrotar a este enemigo invisible.
Es sabido que la única forma de derrotar al enemigo, al menos en el presente caso, es conocerlo. Hay, pues, que utilizar contra él los métodos adecuados. La lucha contra este virus es una guerra y para ganarla hay que conocer al enemigo y combatirlo con las estrategias y tácticas adecuadas y también hay que conocer el arte de la guerra. Se debe, pues, conocer al enemigo para combatirlo y derrotarlo.
Las bacterias y virus que han producido epidemias y pandemias en la historia de la humanidad fueron producto del desarrollo natural de la naturaleza, que es infinita en el tiempo y en el espacio y es independiente de la conciencia del hombre. Está en movimiento incesante, pero el hombre ha podido entrar en el conocimiento de las leyes de la naturaleza, influyendo sobre esas leyes, utilizando sus materiales para producir, valiéndose del trabajo para producir lo necesario para la supervivencia de la sociedad humana y de la misma naturaleza.
Sin embargo, aun transformando a la naturaleza, los hombres no dejan de pertenecer a ella. Los hombres pueden cambiar la naturaleza y crear una “segunda naturaleza” o sea las cosas creadas por la producción social (edificios, caminos, puentes, etc.), y que, pese a todo, no dejan de pertenecer a la naturaleza.
El hombre puede cambiar en la dirección deseada las fuerzas de la naturaleza, pero únicamente respetando y aliándose con las leyes de la misma naturaleza, vale decir utilizando las fuerzas y los procesos naturales.
Los virus, bacterias, microbios y otros organismos son parte de la naturaleza y en vista de esa característica y las leyes a que están sometidos esos micro organismos su existencia es independiente de la voluntad del hombre y, a lo más, lo único que se puede hacer es conocer sus características físicas y químicas para dominarlas y evitar los daños que causan a la humanidad.
Con medidas empíricas no se puede eliminar un virus. Lo que hay que hacer es dominarlo, conociendo las normas que lo gobiernan, su origen, las causas que lo originan, los objetivos que persigue, los procedimientos que utiliza. Pero…
La cuarentena obliga
a ser responsables
El drama del coronavirus en que estamos inmersos los bolivianos ha obligado a todos a cambios bruscos en su forma de vivir y de encarar las diferentes facetas del acontecer diario. Hemos tenido que adaptarnos a situaciones nunca imaginadas dadas las circunstancias. Se han alterado los modos, medios y formas de hacer frente a la situación económica y social; se han variado sustancialmente costumbres y condiciones antes imperantes; se tuvo, en muchos casos, que obligar a la familia que se adapte a nuevas formas de pasar los días, especialmente en momentos en que habían restricciones hasta a las mínimas libertades; en fin, todo cambió hasta imperceptiblemente porque las nuevas circunstancias así los determinaron; pero…
Es urgente reconocer que no toda la sociedad boliviana – como las de todo el mundo de naciones – ha entendido ni menos comprendido la gravedad de la situación o, si lo hizo, fue bajo el falso principio de que “todo se trataba de una simple gripe o de estados temperamentales de las personas”. Buena parte de la población aceptó las regulaciones impuestas por las autoridades; pero, siquiera un 45% lo hizo a regañadientes o, simplemente, no cumplió nada. En casos, algunos tuvieron que adaptarse a los hechos por haber sido testigo de familiares o amigos que cayeron en las fauces del virus
Lao doloroso para la población consciente y responsable es que todos los renuentes a las previsiones se han convertido en portadores del mal y han multiplicado la cantidad de evasores causando mucho daño a la colectividad. Es preciso reconocer que en la mayoría de las naciones, las autoridades han sido pasivas y condescendientes con los renuentes a las prevenciones y éstos, atenidos a la debilidad o indiferencia de quienes debían imponer el cumplimiento de las leyes y regulaciones, han incitado con su ejemplo, inclusive a delincuentes y terroristas, para que boicoteen toda medida preventiva; pero, sensiblemente, nada arredró a quienes obraron criminalmente porque esas conductas han sido atentados a los derechos de los demás que todos estamos obligados a cumplir.
Los hechos son claros y quienes no se sometan a las regulaciones de previsión o prevención del grave virus, por incumplir la ley y atentar contra el bien común deben ser sometidas a la acción de la justicia y ser castigadas severamente; de otro modo, se tendrá que seguir lamentando que el mal se propague y las consecuencias adquieran mayor gravedad.
Pandemia y elecciones
Por Marcelo Ostria Trigo
Este último tiempo, los medios de comunicación en todo el mundo publican reiteradamente noticias, opiniones de expertos y estudios sobre la pandemia del coronavirus y sobre lo que aún tenemos que esperar. Esto es preocupante, más aún, si se sabe que hay países, como Bolivia, que no cuentan con sistemas de atención de salud medianamente eficientes.
El número de personas contagiadas y fallecidas se acelera. Y no parece que esta tendencia pueda ser revertida en un plazo predecible. Mientras tanto, en este ambiente de incertidumbre y preocupación, en nuestro país hay sectores que añoran los catorce años pasados de desenfreno y corrupción. El resultado fue el aumento de las tensiones por amenazas de protestas violentas para imponer la pronta celebración de elecciones –que ya se convocaron-, lo que ocasionará más contagios masivos y un elevado porcentaje de fallecidos, lo que no solo es una inconducta política, sino una verdadera afrenta a los ciudadanos.
Los pasados ultimatos en demanda de elecciones prontas amenazando con actos de violencia, se dieron porque los agresivos de hoy cuentan con un Parlamento y una administración de justicia aún en sus manos y, por ello, no temen apartarse de la ley.
Con este clima de tensiones, de amenazas, insultos y falsas aseveraciones (como culpar a otros por el derribo de postes en el trópico) no se cumple una regla no escrita, pero esencial, para la convivencia pacífica: el respeto debe ser mutuo y convergente entre gobernantes y gobernados, entre oposición y gobierno. Esto no significa, por cierto, abandonar convicciones, por equivocadas que nos parezcan. Lo que sí es intolerable es que los populistas anuncien violencia, atropellos, corrupción y ausencia de democracia, como sucede en Venezuela, Nicaragua y, por supuesto, en Cuba.
Los que exigían a toda costa prontas elecciones, dicen que asumirán responsabilidad por los contagiados y fallecidos en esas circunstancias, lo que significa que están dispuestos a violar el derecho a la salud y a la vida.
Todo lo anterior muestra la posibilidad de un futuro preocupante. Por un lado, el constante crecimiento de contagiados y muertos por la pandemia del coronavirus y, por otro, las amenazas de violencia de quienes se empeñan en recuperar el poder perdido.
Ninguna tendencia política es perfecta, como no lo es cualquier obra humana. Lo censurable es que los partidarios de la violencia no anuncian ningún propósito de ofrecer una alternativa de libertad, paz y progreso; es decir, una verdadera intención de enmienda. Es inaceptable el empeño es retornar a la época de la corrupción, del mal manejo de la hacienda pública y de la vulneración de los derechos democráticos de los bolivianos.
En definitiva: elecciones sí, pero en tiempo oportuno, con responsabilidad y honestidad.
Rechazó a la penalización
de la libertad de expresión
La Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia (ANPB) y la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP) rechazan la Disposición Adicional Única del Decreto Supremo 4231 promulgado el 7 de mayo de 2020, debido a que establece una severa restricción, inconstitucional e inconvencional, al penalizar el derecho humano y fundamental a la libertad de expresión, y piden que sea eliminada.
Dicha disposición señala a la letra lo siguiente: “DISPOSICIÓN ADICIONAL ÚNICA.- Se modifican el Parágrafo II del Artículo 7 del Decreto Supremo N° 4199, de 21 de marzo de 2020; y el Parágrafo II del Artículo 13 del Decreto Supremo N° 4200, de 25 de marzo de 2020, con el siguiente texto: ‘II. Las personas que inciten el incumplimiento del presente Decreto Supremo o difundan información de cualquier índole, sea en forma escrita, impresa, artística y/o por cualquier otro procedimiento que pongan en riesgo o afecten a la salud pública, generando incertidumbre en la población, serán pasibles a denuncias por la comisión de delitos tipificados en el Código Penal’”.
La ANPB y la APLP dejan establecido que un decreto supremo, de inferior rango jurídico, no puede vulnerar los artículos 21.5, 106 y 107 de la Constitución Política del Estado, que fija las condiciones de validez del resto del ordenamiento jurídico y de las decisiones y resoluciones de las autoridades públicas y que garantiza, en territorio nacional, el ejercicio del derecho humano y fundamental a la libertad de expresión.
Cabe expresar también que la mencionada disposición del DS 4231 viola, por efecto del Bloque de Constitucionalidad, el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión y la propia jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que incentivan un amplio ejercicio del derecho humano a la libertad de expresión.
Precisamente, los estándares interamericanos prescriben que toda restricción al derecho humano a la libertad de expresión se tiene que fundamentar en estos tres pilares: 1. Toda restricción debe ser establecida de manera expresa, taxativa y clara en una ley; 2. La restricción, además, tiene que cumplir los objetivos imperiosos autorizados por el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 3. La limitación debe ser necesaria en una sociedad democrática y proporcional a los objetivos imperiosos que se pretende lograr. Queda claro que la disposición transitoria no se ajusta a estos tres requisitos.
Además, el Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos recomienda que se evite la imposición de sanciones penales, como lo hace la señalada disposición adicional, al derivar la conducta presuntamente vulneratoria de difundir información “escrita, impresa, artística y/o por cualquier otro procedimiento” al Código Penal y, en cambio, aconseja que si hay una restricción se establezcan preferentemente sanciones civiles.
Como queda establecido, la disposición adicional de DS 4231 no sólo es inconstitucional, inconvencional e ilegal, sino que hasta puede acarrear responsabilidad internacional para el Estado.
Tampoco es un argumento válido, como ha señalado el Gobierno, que los periodistas están al amparo, ante esta draconiana restricción a la libertad de expresión, de la Ley de Imprenta del 19 de enero de 1925, porque el artículo 1 de esta norma, con la gran claridad expositiva de sus creadores, señala que se trata no de una ley exclusiva para los periodistas, sino que “todo hombre tiene el derecho de publicar sus pensamientos por la prensa, sin previa censura, salvo las restricciones establecidas por la presente ley”. Es decir, la sabia Ley de Imprenta consagra el derecho de los bolivianos y bolivianas a ejercer el derecho a expresarse.
Para poner nuestra clara posición al resguardo del siempre voraz oportunismo político, hacemos notar que en el tercer período del expresidente Evo Morales también rechazamos el intento de penalizar el derecho a la libertad de expresión, cuando se pretendió, sin fundamento, aprobar un nuevo Código Penal que hubiera arrasado con el derecho a la libertad de expresión y con nuestras normas legales y de autorregulación.
Pedimos al Gobierno, en consecuencia, que se elimine de la economía jurídica nacional no sólo esta disposición transitoria del DS 4231, sino toda norma e inclusive cualquier avieso intento de vulnerar el derecho a la libertad de expresión, que es la piedra basal de la democracia.
SIN LIBERTAD DE EXPRESIÓN NO HAY DEMOCRACIA.
Los directorios de la ANPB y de la APLP.
Vacaciones escolares
virtuales de invierno
Por Mirna Quezada Siles
A tropezones, con altibajos y más dificultades que logros, la educación virtual se impuso a la fuerza en La Paz Bolivia, así como en muchas otras ciudades del mundo a causa de la cuarentena que se dispuso por la pandemia del Covid19.
Escuelas, colegios, institutos e incluso centros de educación superior como las universidades se encuentran vacíos, sin la bulliciosa pero necesaria interacción de profesores y alumnos. Esta situación pareciera que no va a cambiar al menos en el mediano plazo, lo que genera estrés, malestar y nerviosismo en alumnos, docentes y familias en general, sobre todo de escasos recursos que no pueden acceder fácilmente a la enseñanza a distancia.
Los docentes tuvieron un tiempo récord para cambiar su planificación de clases presenciales al espacio “online”. Al inicio todo fue confuso y la carga de trabajo para los maestros se incrementó porque debían replantear los contenidos de sus materias. Posteriormente, estudiantes y sus respectivas familias también ampliaron sus horas de trabajo frente a las pantallas del monitor de las PC, laptops y celulares.
En la urbe paceña, gran parte de las unidades educativas particulares y fiscales ya se encaminaron –así sea a la fuerza- en la educación virtual. Demandó, implica y con seguridad significará aún en el futuro gran sacrificio mental, físico y económico para maestros, estudiantes y las familias en general; sin embargo no hay otra alternativa para escoger en estos momentos de gran crisis en la salud.
Según señala Gustavo Santana Cervantes en la Revista Neo, “la comodidad de trabajar en casa, de no perder tiempo en los traslados, de no cargar decenas de trabajos impresos y hasta de cambiar la manera de vestir resultan ser algunos de los beneficios que trae la modalidad de la educación en internet”. Esto para los profesores.
Sin embargo, añade Santana, que trabajar desde casa con las características actuales donde el “encierro” es casi obligatorio para toda la familia, genera algunos inconvenientes, siendo el ruido el principal reto a vencer, ya sea generado por cuestiones ambientales, de los propios integrantes de la familia o de las mascotas, pasando a un segundo término distractores diversos como llamadas o mensajes y en un tercer lugar la calidad de la navegación en internet.
Para Susan García, en su artículo “¿Educación virtual en Bolivia? un gran salto gracias a la cuarentena” escrito para la Revista Punto Bo, la cuarentena dio un empujón a la educación virtual y “en nosotros está el poder demostrar que logramos caer de pie y que logramos afrontar esta situación de la mejor manera”.
García afirma que esta modalidad educativa también denominada “e-learning” conlleva una gran cantidad de desafíos para docentes y estudiantes como el autoaprendizaje; adaptabilidad y la organización del tiempo con disciplina y organización. No obstante, la autora no toma en cuenta un factor ineludible en este tipo de educación: el económico.
TODOS AGOTADOS…
Muchos alumnos, según un breve sondeo de opinión realizado en algunos barrios de la ciudad, están en desacuerdo con esta modalidad de educación porque la califican como cansadora; sin embargo están resignados realizando sus deberes y siguiendo sus clases por Internet con la esperanza de la pronta llegada de un descanso pedagógico.
Por ejemplo Ernesto Zapata, estudiante de secundaria expresa: “Estoy agotado con la educación virtual, prefiero clases presenciales”; Anita Choque una niña de segundo de primaria dice: “Me dan mucha tarea, las prácticas no las entiendo y mis papás terminan ayudándome en todo”. Para Amalia Sánchez “dar clases online llegó a significar comodidad para el docente y trabajo duro para los estudiantes y sus familias”.
Maestros y padres de familia, también afirman que -a pesar de no haber cumplido de forma virtual lo planificado anteriormente- se hizo bastante esfuerzo y sacrificio en esta modalidad y es necesario tomar un descanso para orientar de mejor manera los contenidos en este tipo de educación, durante el segundo semestre del año.
Los maestros, señalan que se desgastan diariamente pensando sobre cómo llegar a sus alumnos (medios); de qué manera innovar en sus clases y elaborar su material (vídeos, textos, audios); qué actitudes tomar frente a las pantallas digitales y cuál sería el mejor uso del internet.
El espacio virtual permite a muchos profesores demostrar no sólo su profesionalismo en el manejo de conocimientos de la materia que dictan; sino también otras capacidades y habilidades, quizás ocultas. Sin duda los creativos, imaginativos, compasivos, cautivadores y empáticos son los que más acaparan la atención detrás de las pantallas de redes sociales y plataformas tecnológicas; pero también son quienes más fatigados se encuentran actualmente.
VACACIÓN ESCOLAR DE INVIERNO
Si bien en condiciones normales, las vacaciones escolares de invierno se programaban –en años pasados- de acuerdo a las condiciones del clima y epidemiológicas, ahora y según criterio de muchos padres de familia, se debería tomar en cuenta no sólo el avance de los contenidos; sino también el cansancio que impera en el ambiente escolar.
“Los niños, adolescentes y jóvenes necesitan más calidad que cantidad de estudios y más aún en la situación que se vive actualmente a nivel mundial”, opina Lucía Gómez, madre de familia. Adicionalmente, “el descanso pedagógico representa un factor esencial para superar la fatiga mental de los estudiantes”, afirma otro padre de familia que puso en reserva su nombre.
Ante la falta de concentración, desgano, desmotivación y cansancio que se apoderan de los estudiantes, varios psicólogos y pedagogos señalan que existe necesidad indudable de otorgar vacaciones escolares en los establecimientos educativos, así se trate de educación virtual.
Los expertos añaden que el descanso invita a cultivar otras habilidades que son igual de significativas que las escolares además que el estrés que se genera para cumplir los 200 días de trabajo en el calendario escolar, no se justifica porque en muchos otros países del mundo se dan entre 175 y 180 días en total y los resultados académicos son de lejos, mejores.
En La Paz particularmente y en Bolivia en general, falta mucho camino por recorrer para que se comprenda que en educación cantidad de tareas y días de clases no siempre dará como resultado calidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Ojalá se entienda esto al fin y -adicionalmente- no se repitan las famosas tareas escolares que se dan a escondidas señalando que se trata de “prácticas voluntarias”, “trabajos para ganar puntos extra” o “para nivelarse en el ámbito virtual”. Si bien antes los alumnos descansaban en las vacaciones de sus pesadas mochilas, ahora que descansen la vista de las invasoras pantallas.